¿Por qué profesora?

Después de una semana sigo sin saber cómo empezar a escribir esto. Nunca me han gustado mucho las introducciones, siempre tengo prisa por llegar al nudo, al epicentro de la historia, donde comienza la acción. Y esta vez no iba a ser menos.

Sin embargo, creo que resultaría un poco abrupto, ya que acabamos de conocernos (o quizá no), así que sirva el párrafo anterior a modo de introducción.

Me llamo Claudia, soy de Valladolid, de Laguna de Duero, concretamente, y tengo 25 años (jeez! 25 ya 😨), aunque creo que en mi cabeza siempre voy a tener 17 años. Os preguntaréis por qué os estoy contando esto, pero en realidad tiene mucho que ver con el tema que nos ocupa: ¿Qué hago yo aquí?

Veréis, resulta que soy bióloga. Pasé 6 largos y tortuosos años en Salamanca y boom, bióloga de pronto. No suelo hablar mucho de ello porque realmente me da igual. Soy bióloga como podría haber sido filóloga, literalmente. Pero supongo que al final me cautivaron más las ciencias, ese ansia por descubrir lo que pasaba dentro de nosotros y en la matriz de la naturaleza. Sí, supongo que eso siempre me gustó. 

En cierto momento de mi vida (no sabría deciros si fue en primaria o ya en la ESO) decidí que quería ser profesora. Y profesora de secundaria, además, porque a mí nunca me han gustado los niños. Ni siquiera cuando yo también era una niña. Pero lo que sí me gustaba era enseñar. Contarle a cualquier persona lo que había aprendido ese día en el colegio. Qué feliz era yo allí. Siempre he disfrutado aprendiendo, estudiando y siendo evaluada (por friki que pueda sonar). Además, estaba rodeada de amigos. ¿Qué más podía pedir? 

Recuerdo con tanto cariño aquella época que, de algún modo, siempre he querido volver, y vivir desde otro ángulo lo que sucede en un instituto. Participar en las primeras experiencias de mis alumnos, poder aconsejarles y enseñarles todo lo que a mí me enseñaron (y alguna que otra cosa más).

Volviendo al tema de mi carrera, no hay una razón de peso por la que escogiera biología en lugar de otra materia. No hubo un profesor en concreto que despertara esa pasión en mí. En realidad, siempre me había gustado, igual que matemáticas o inglés, pero al final la biología acabó cautivándome un poquito más. 

No me arrepiento de mi elección porque, como dije antes, conocer lo que ocurre en nuestro organismo a nivel metabólico y fisiológico me resulta fascinante, pero una filología inglesa tampoco habría estado mal, ¿eh?

En el fondo estudiar una carrera no era más que un trampolín para llegar a este máster (y, con suerte, a un instituto de nuevo). Así que, una vez dicho esto, creo que está bastante claro por qué estoy aquí, ¿no?




Comentarios

  1. Me parace asombroso que tengas tan claro desde joven lo de ser profe. Ya no falta nada, en un suspiro se pasará este curso, y en dos días estarás de nuevo en el instituto.

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  2. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣Me parto con lo de "nunca me han gustado los niños". La sinceridad ante todo

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